Según datos de la Organización Mundial de la Salud, una persona muere cada nueve minutos en el mundo a causa de esta enfermedad que se podría prevenir con la inmunización anual de los perros, principal fuente de contagio humano.

 

La rabia es una de las zoonosis más antiguas y peligrosas del mundo debido a que una vez que aparecen los síntomas clínicos en una persona es prácticamente mortal en todos los casos. España se encuentra en riesgo de sufrir un brote de rabia por la cercanía con zonas endémicas, el tráfico ilegal de animales y la baja tasa de vacunación entre mascotas que no alcanza la inmunidad de colectivo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), según datos de diferentes comunidades autónomas.

 

 

Nuestro país ha estado libre de rabia desde 1978. Sin embargo, esta zoonosis, que se transmite por la mordedura de un perro o un gato infectado no vacunado, está cada vez más presente en España ya que en los últimos años han aparecido varios casos confirmados en Toledo (2013), Ceuta (2019) y Melilla (2020).

 

La rabia, enfermedad prevenible mediante vacunación, afecta a más de 150 países, causando anualmente la muerte a más de 55.000 personas, una cada nueve minutos, según datos de la OMS[1], que recuerda la importancia de que se practique anualmente la inmunización primaria en todos los perros comprendidos entre tres meses y un año, así como la revacunación periódica de acuerdo con la duración de la inmunidad que confiere la vacuna.

 

Tal y como recuerda la OMS, la vacunación de los perros es la estrategia más beneficiosa para prevenir la rabia en el ser humano, ya que además de reducir las defunciones atribuibles a la rabia transmitida por los perros, también reduce la necesidad de profilaxis postexposición como parte de la atención a los pacientes mordidos.