Entre los múltiples efectos de su sobreabundancia se incluye la creciente interacción de los jabalíes con los animales domésticos e incluso con los humanos, con posibles impactos negativos en la salud animal y humana. Los jabalíes son importantes reservorios y diseminadores de agentes infecciosos, como el virus de la peste porcina africana, la peste porcina clásica y el virus de la enfermedad de Aujeszky, que afectan al ganado, y también de patógenos zoonóticos, como el virus de la hepatitis E, Brucella suis y Mycobacterium tuberculosis.
Además de estos, se han detectado muchos otros agentes infecciosos zoonóticos en jabalíes, sin conocerse bien el papel ecológico y la importancia de estos animales en su epidemiología. Debido a sus características ecológicas y biológicas, los jabalíes se han sugerido como especies centinela apropiadas para la distribución y abundancia de garrapatas duras en América y Europa. Aunque no están completamente evaluados, también pueden ser especies centinela adecuadas para la detección de patógenos transmitidos por garrapatas (TBP).
